Primera Declaración del Comité

La tragedia ocurrida en Haití nos moviliza a todos. Leer más...

martes, 30 de marzo de 2010

Reunión del Comité: 8 de abril

Informamos a las organizaciones y personas miembros del Comité o interesadas a participar del mismo, que la próxima reunión la realizaremos el jueves 8 de abril a las 18:30 hs. en la sede de CTA Nacional, Piedras 1065, Capital Federal.
El temario propuesto incluye importantes cuestiones referidas a ayuda humanitaria al pueblo de Haití, apoyo solidario a residentes haitianos en Argentina, educación popular antisísmica, observatorio de derechos humanos, festivales, finanzas y prensa-difusión.
Nos vemos, un abrazo

viernes, 26 de marzo de 2010

Documento Crítico de la PADPA. Síntesis e Informe completo

Traducción y Síntesis preparadas por Rogelio Ponsard:
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El campo ha padecido el terremoto, pero también, en los últimos años, padeció tifones y lluvias torrenciales, que han producido graves daños.
El campo se empobrece cada vez más, debido a la política oficial que desvaloriza la agricultura.
Luego del terremoto, el campo tuvo además que recibir a unos 500.000 personas provenientes en gran parte de las derruidas villas miseria de la capital; las recibió con solidaridad y hospitalidad.
Luego del terremoto, el Ministerio de Agricultura de Haití lanzó un plan estratégico con miras al crecimiento de la producción de alimentos, con propuestas a corto y mediano plazo.
La PAPDA (=Plataforma haitiana en favor de un desarrollo alternativo), luego de haber consultado a unos 15 movimientos de campesinos, respondió al plan del gobierno, haciendo notar:

Informe completo (en francés):




Enviado por: Beverly, 08-04-10

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viernes, 19 de marzo de 2010

Movimientos sociales haitianos denuncian su exclusión total en conferencia de donantes para “reconstrucción” de Haití

SANTO DOMINGO.- Más de 26 organizaciones y movimientos sociales de Haití denuncian el proceso establecido, para la formulación del “Plan de Reconstrucción de Haití” que ha sido la base de las discusiones de la Conferencia de donantes que concluyó ayer en Santo Domingo, ya que el mismo se caracterizó por una exclusión casi total de los actores sociales haitianos y una participación escasa y no coordinada de los representantes del Estado Haitiano.

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jueves, 18 de marzo de 2010

Conferencia Técnica Preparatoria por Haití - Santo Domingo, 16-17 de marzo 2010 - Fase Preparatoria para la Conferencia de Donantes del 31 de marzo

Declaración Oficial de los Copresidentes

El terremoto de 7,3 en la escala de Richter que devastó Haití el 12 de enero, representa un importante revés para la economía del país y la estabilidad social, después de un progreso sostenido en la estabilidad macroeconómica, el crecimiento, los esfuerzos de reforma en la gobernabilidad y la seguridad.

La Conferencia de Donantes del 31 de marzo en Nueva York es una oportunidad importante para la comunidad internacional de demostrar concretamente su apoyo al país, permitir a Haití sobrepasar con éxito los próximos meses y reconstruir una sociedad más flexible. La reconstrucción de un mejorado Haití se refiere no sólo al reconstrucción física sino también a los cimientos y pilares del Estado-Sus instituciones.

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miércoles, 17 de marzo de 2010

Anuncio del Departamento de Estado sobre la Conferencia Internacional de Donantes para Haití

Conferencia se centrará en las promesas de ayuda para recuperación y desarrollo

El Departamento de Estado de Estados Unidos divulgó una nota de prensa para referirse a la conferencia internacional de donantes para iniciar las tareas de recuperación y reconstrucción de Haití, devastado por el terremoto del 12 de enero pasado. La conferencia, a nivel ministerial, se realizará el 31 de marzo de 2010 en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York.

A continuación una traducción de la nota divulgada por el Departamento de Estado:


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sábado, 13 de marzo de 2010

Haití, dos meses después

Hace ya dos meses que se produjo el devastador terremoto en Haití. El panorama en Puerto Príncipe sigue siendo desolador. Por Alejandro López Accotto

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viernes, 12 de marzo de 2010

Partió una nueva misión de Cascos Azules hacia Haití

Hoy viajó la primera tanda de un total de 47 militares que continuarán brindando ayuda humanitaria al país castigado por el terremoto registrado el 12 de enero último.
Por: Clarín.com

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lunes, 8 de marzo de 2010

HAITI: UN PUEBLO CASTIGADO POR LOS HOMBRES Y POR LA NATURALEZA

En memoria del pueblo
"Bienaventurados los que son perseguidos a causa de la justicia " Mateo 5
El 12 de enero de este año, ocurrió en Haití un desastre de la naturaleza, un terremoto de alto grado que destruyó gran parte del territorio Se produjo en un país ya castigado durante años y años por los intereses insaciables de los imperialismos. Un país heroico que fue el primero en declararse independiente, "pecado" que, al parecer, nunca le fue perdonado por los distintos "amos" de nuestra América. Le impusieron dictadores voraces y ridículos como Jean-Claude Duvalier(Papá Doc). Le frustraron la posibilidad que representaba Jean Bertrand Aristide, elegido por el pueblo y derrocado por EE UU.

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viernes, 5 de marzo de 2010

BIENVENIDOS A HAITÍ, EL PAÍS DE LA ESPERANZA. Marta Boiocchi

EL REGRESO A HAITI, DESPUES DEL TEREMOTO DEL 12 DE ENERO DEL 2010

Regresamos de Argentina vía Santo Domingo y el domingo 28 de febrero pisábamos nuevamente tierra haitiana. Anistus fue a recogernos a la llegada del colectivo y nos llevó a hacer una primera recorrida por Puerto Príncipe. Al irnos dejamos un país y al regresar encontramos otro totalmente diferente. Puerto Príncipe es la imagen de la desolación. Se encoje el corazón ante la magnitud del desastre. Tal como los seminaristas haitianos nos advirtieron ya en Santo Domingo, una cosa es lo que pasan los MCS otra cosa es la realidad. Nada ha quedado en pie y lo que aún se mantiene amenaza con caer y cientos de viviendas y murallas llevan escrito su futuro: “a demoler”. No ha quedado bloque sobre bloque. Debajo de los escombros aún sin remover, a un mes y medio de la tragedia, permanecen cadáveres cuya presencia se percibe por el olor que brota de las ruinas.
Lo primero que visitamos es la capilla “San Antonio María Claret”, construida con tanto esfuerzo por Anistus y su comunidad, ahora completamente destruida. El altar del segundo piso ha caído entero y sin fisuras al primer piso. Lo demás está todo destruido. Anistus revive el día del terremoto, esa misma tarde gente de su comunidad le avisó que la capilla había caído y él, con el corazón encogido fue a verla. Pasó entre cadáveres desparramados sobre la ruta, heridos, gente llorando a gritos... Lloró al ver el desastre de las familias de su comunidad y el de la capilla. Durante una semana siguió llorando en cada visita, mientras intentaba clarificar su mente para ver por dónde recomenzar tanto la comunidad como la capilla, lugar del encuentro y la celebración, que debería convertirse en lugar de reconstrucción de la esperanza. En esa primera semana y con ayuda de los miembros sobrevivientes de su comunidad rescataron los archivos parroquiales mientras organizaban la solidaridad con las familias damnificadas: agua y alimentos, plásticos y elementos de primeros auxilios. Luego recorrimos el centro de la ciudad. Pasamos por la casa de gobierno, símbolo de un país decapitado, con una clase dirigente choqueada, fisurada y tan desorientada como la población que se pregunta: “¿Qué es lo que pasó?”

Cham Mas, la plaza principal es un verdadero campamento de refugiados con carpas multicolores, donde en la tercera semana, luego del terremoto, se colocaron sanitarios químicos.
Nos conmueve profundamente la catedral, con su Cristo en pie. Allí el coro que ensayaba para la próxima celebración cantó su última canción y todos sus miembros murieron alabando a Dios. Se nos llena el corazón de angustia al pasar por las ruinas del arzobispado donde perdieron la vida Mons. Miot y su vicario, el P. Benoit, quien portaba el título honorífico de monseñor. Nos brota una plegaria condolida por los amigos perdidos. Recordamos que Mons Miot había dicho en la Misa de entrega de los certificados a los primeros 40 Biblistas Populares egresados de nuestar Escuela Bíblica Mons. Romero: “Le he pedido al Señor morir celebrando la misa como Mons. Romero”. Su sueño no pudo ser.
Además nos llena de dolor saber que Mons. Benoit no murió en seguida sino que, de en medio de los escombros alcanzó a llamar por su celular a sus amigos, antes de que colapsaran las comunicaciones, con la patética súplica: “Yo estoy vivo todavía. Vean qué pueden hacer por mí, por favor”. Su súplica pudo ser escuchada pero no atendida.

Luego pasamos por San Marcial, nuestra primera morada cuando Aníbal, Fausto, Julia y Marta llegamos a Haití el año 1999. La casa de las hermanas está en pie, en cambio la casa de los padres y el seminario están totalmente destruidos, lo mismo que parte del colegio. El portero nos informa que no hubo víctimas entre los PP. Espiritanos.
Continuamos el recorrido sin poder disimular el estupor y dolor que nos provoca un Puerto Príncipe irreconocible. Es difícil reconocer las calles, los negocios, los edificios públicos. La ciudad que conocimos y recorrimos ha desaparecido. Ahora es un gran cementerio que oculta cientos de haitianos y haitianas sepultados bajo los escombros. En adelante su historia se dividirá en antes y después del 12 de enero del 2010. En las aceras los vendedores públicos preparan comidas y ofrecen mercancías, mientras en medio de las carpas algunas adolescentes ensayan nuevos pasos de baile con la gracia típica de sus cimbreantes talles delgados y niños sonrientes remontan barriletes. La vida continúa. Haití fue, es y será el país de la resistencia.

Pasadas las 6 de la tarde llegamos a la casa de Delmas 31. En el patio se levanta una carpa conseguida luego de dos semanas de vivir a la intemperie. La casa está sostenida por “gatos” de hierro traídos desde Puerto Rico. Es muy insegura para vivir adentro, pero al menos los sanitarios pueden ser utilizados. Luego de una primera recorrida por la casa, reconociendo el riesgo que han corrido de que no se desmoronara, nos sentamos a charlar y escuchamos con emoción el relato de Anistus de cómo vivió el momento del terremoto. Esos larguísimos 37 segundos con Magnus en brazos, el hijito de Dilén, la señora que les ayuda en el servicio de la comida y limpieza de la casa. Cómo sintió cerca la muerte y solo pensó en proteger con su cuerpo la vida del niño. En medio del ruido de casas desplomándose y del polvo que los cegaba, escuchó la voz de Boplan, primer sacerdote haitiano de la congregación, gritándole que salieran de la casa y ayudándole a encontrar la salida. Luego en la calle se encontraron con Dilén, la madre del niño, que vivía en la casa del frente, llorando desorientada y preguntando por el niño, sin poder comprender lo que había pasado.

En seguida Anistus recuerda agradecido la visita de Roselio Díaz Heredia, CMF, párroco de Jimaní, la ciudad fronteriza entre Rca Dcna y Haití. Y el inmediato socorro y aliento traído por el P. Hector Cuadrado, superior de la Delegación. La ayuda sostenida de Pepe Rodríguez, tambien de Jimaní y la Descubierta. No hay duda que la solidaridad de los hermanos de la Congregación ha sido el sostén de su esperanza. Luego llega el P. Joaquin Grendotti que viene de un día de encuentro con sus compatriotas de la Minustah. El también nos cuenta de su llegada, la experiencia de los temblores que continuaron sacudiendo la destruida ciudad, la experiencia de llevar comida y agua a Kazal. En un primer censo han reportado 386 personas fallecidas del Barrio de Nazon

Anistus nos cuenta las tres enseñanzas que él ha sacado de este acontecimiento que nos sacude a todos hasta los huesos:
-Nadie tiene nada que le pertenezca. Las cosas que tenemos, hoy son y mañana no. Las casas, los autos, las cosas son todas relativas. Nada de eso es lo verdaderamente importante.
-Para quienes seguimos vivos es una advertencia: si hacíamos el bien, hacerlo mejor; si hacíamos el mal, convertirnos. El tiempo es corto y la vida insegura. Se nos ha regalado una nueva oportunidad.
-El terremoto nos ha igualado a todos. Nadie es más que nadie. Los grandes jefes, sacerdotes, policías que alguna vez pensaron que eran superiores, duermen en la calle igual que el resto de la gente. La tierra es el nivel de todos. Nadie esta más alto que otro. Todos somos iguales.

Ojalá nos calara hondo este mensaje que ha tocado profundamente el corazón de Anistus.

La gente de Kazal sabe que Anibal ha llegado y comienzan a llegar los saludos telefónicos. Bovè, uno de los estudiantes egresados de la Escuela Bíblica Mons Romero y actualmente participante del grupo que va a seguir sus estudios bíblicos en la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica, nos envía un mensaje telefónico: “Marta y Aníbal, bienvenidos a Haití, el país de la esperanza”. Estamos en casa.

Por la noche luego de una rica comida preparada por Dilén y compartida con alegría, nos retiramos a dormir compartiendo la carpa, en el patio. Comienza a llover y el ruido de las gotas sobre el plástico nos ayuda a conciliar el sueño. A las 5 de la mañana hay un temblor que solo algunos perciben.
Luego del desayuno Aníbal y yo viajamos a Kazal. Pasamos por la ruta, cerca de las grandes fosas comunes. Gracias a Dios no albergan a ninguno de nuestros amigos y colaboradores en misión compartida. Lo vivimos como un verdadero milagro. Rezamos con profunda fe al Dios de la vida que ha recibido a tantos hermanos y hermanas haitianos en sus brazos.
Para llegar a la parroquia de Kazal seguimos cruzando sobre el lecho del río pues aún no han terminado el puente que destruyó el ciclón de agosto del 2008. Los chicos gritan de alegría al ver a Aníbal y se suben a la camioneta. Saben que habrá algún dulce al llegar a la capilla.
En la casa están Boplan y Nadéj, una de las compañeras de equipo que nos cuenta cómo vivó el horror del terremoto en su casita de Puerto Príncipe, tratando de proteger con su delgadísimo cuerpo a su hijito Yan, de 8 años. También Boplan nos dice que es una experiencia que no le desea a nadie. La casa no ha sufrido daños y la iglesia muy pocos. Wilchen ha construido una carpa en el patio donde duermen. Al lado una glorieta de plástico sirve de comedor y sala de reuniones. Como nosotros no hemos sufrido el trauma del terremoto, ocupamos nuestras respectivas habitaciones dentro de la casa.

Después de almorzar tuvimos una primera reunión con el equipo de Jóvenes de la Comunidad Misionera. Impresiona la tristeza de sus ojos. La mirada parece más honda y oscura que nunca. Se ríen poco. Apenas una sonrisa y enseguida la seriedad les cubre nuevamente el rostro. Cada uno y cada una cuenta cómo vivió el terremoto. Con frases breves, sin dramatismos. Pero todos y todas con profundo dolor. Michèl ha perdido a una tía junto con sus cuatro hijitos, todos sepultados en la fosa común.
Blondi nos cuenta que al día siguiente del terremoto viajó a Puerto Príncipe en busca de su hermano. Felizmente encontró a todos sus familiares bien. Pero todavía le quita el sueño el recuerdo de haber visto levantar a los muertos con una pala excavadora, como si fueran basura y echarlos a la fosa común para cubrirlos con cal viva y luego tierra. Ha escondidas logró sacar una foto que registra ese momento. Agacha y sacude la cabeza mientras musita: “No puedo olvidar”...
A pesar del dolor, no podemos menos que reír con la experiencia de Gilbè y Pòl Ednèl. Estaban juntos cavando un foso en el cementerio para un pariente que había fallecido. Encontraron unos huesos de alguien enterrado en ese lugar hacía mucho tiempo. Colocaron los huesos en un rincón del foso y esperaron a que un vecino trajera ron para mojar los huesos antes de volver a cubrirlos con tierra. Echar ron sobre los huesos es un rito vudú de purificación, como nuestra ancestral costumbre de rociar con agua bendita. No bien el ron tocó los huesos secos, la tierra comenzó a temblar. Gilbè y Pòl Ednèl pensaron que los muertos estaban protestando y sacudiendo el cementerio. Echaron a correr al mismo tiempo, sin saber lo que estaba ocurriendo, mientras sentían que una fuerza poderosa los tiraba hacia atrás. En su carrera encontraron a un hombre aferrado a un árbol que se sacudía y le gritaron: “Señor qué hace allí”, a lo que el hombre contestó: “Y Uds. qué hacen corriendo?”. Recién al llegar a la casa supieron que había habido un temblor, pero fatigados como estaban se durmieron. Al día siguiente se enteraron de la magnitud del terremoto y los destrozos de la ciudad capital. Ahora los dos se ríen de su carrera enloquecida y la cara de espanto que tenían.
Las casas de todos han sufrido roturas, muros caídos, habitaciones que no pueden ser utilizadas...
Luego de este primer intercambio nos cuentan de sus trabajos en estos dos meses de ausencia de Aníbal. Han seguido trabajando con los Banquitos de los Pobres, la Organización de los Campesinos; han creado una Mutual de Solidaridad; han formado el Equipo de Liturgia; siguen reuniéndose en las comunidades....
Programamos la participación de las CEBs en un encuentro los días 12,13 y 14 , en Haití, con la gente de Rca. Dominicana y un encuentro de oración también binacional en Fon Parisien para celebrar la memoria de Mons. Romero, además de un día de oración para la Comunidad Misionera el próximo 19 de marzo. La reunión termina.
Queda flotando una pregunta: ¿y ahora, hacia el futuro? ... Con más de 220.000 muertos, 3 millones y medio de damnificados; 8000 escuelas destruidas; sin universidades, ni escuelas técnicas; ni trabajo... ¿Cómo se sigue? .... Nos embarga el silencio...

*Marta es una misionera laica que trabaja desde el año 2001 en Haití
Enviado por: Fernando, 05-03-10

Embajador de Argentina en Haití nos ha visitado. Por Rogelio Ponsard

A los compañeros del Comité por Haití:

El Sr. José Vazquez Ocampo, embajador de Argentina en Haití nos ha visitado, y nos ha hablado, durante una hora y cuarto, de la situación en el país hermano.

Es bueno recoger todas las informaciones posibles, y agradezco la visita del Sr. Embajador.

Su visión de embajador fue a la vez prudente y sincera, pero limitada.

Hablando de Haití, no fue al fondo del problema.

El terremoto de enero ha añadido una complicación nueva al trágico problema de Haití.

Pero aún sin terremoto, Haití ya era un problema trágico.

El pueblo de Haití ha sufrido a través de los siglos una cadena de agresiones.

Las Naciones Unidas, cuando se han tomado el derecho de intervenir en Haití, lo han hecho en nombre de principios abstractos, para proteger el "orden" interior y asegurar la permanencia del "sistema político" occidental.

La misión ha sido principalmente une acción de policía (que ha hecho bajar la criminalidad que se manifestaba en parte del país).

Pero no ha sido una misión para la educación, la salud, el desarrollo, la justicia social.

El gobierno nacional de Haití parece débil, ineficiente, impotente.

Las "autoridades" de las Naciones Unidas son abstractas, lejanas, burocráticas, lentas.

Las "Naciones Unidas" no se preocupan por el desarrollo, no producen progreso.

Los países que intervienen en la Minustah tienen gestos de buena voluntad, un poco paternalistas, y muy insuficientes.

La mayoría de los países miembros de la Minustah son países con recursos limitados, con sus propios problemas, y con limitaciones de presupuesto.

Allí están porque creen, ingenuinamente, que por su presencia impedirán la expansión imperialista de Estados Unidos.

Estos países dicen querer subordinarse a las autoridades locales, pero, de hecho, dependen de misteriosas y lejanas autoridades situadas en las "Naciones Unidas".

Además de mantener el orden (acción quizás necesaria, pero que nadie supervisa), hay algunas iniciativas de tipo humanitario. En el caso de Argentina, se busca diversificar la alimentación popular, apadrinando un proyecto de huertas comunitarias (el proyecto parece bueno, aunque algo paternalista, y con efectos probablemente limitados).

En conclusión, es difícil pensar que la acción de las Naciones Unidas o de la Minustah producirá un surgimiento del pueblo Haitiano.

Con el terremoto, el problema de Haití se agrava de golpe.

Hay que reconstruir un país débil, en el cual 40 % de la población está en la miseria grande, y 50 % más en la pobreza.

¿Quién hará el esfuerzo necesario? ¿Los 10 % restantes? ¿Los países de afuera?

El ayuda de Argentina tropieza con el costo del transporte.

Como país, Argentina estaría por enviar 2000 toneladas de alimentos, que saldrían por barco a principio de abril.

2000 toneladas no es poca cosa. Es 200 gramos de alimento por habitante de Haití.

Creo que Haití se levantará. Pero será por el esfuerzo de los mismos haitianos, por el esfuerzo de los millones de haitianos pobres.

Lo harán porque tienen que luchar para vivir, y porque ya tienen aguante, y porque quieren progresar.

Y en tal caso, pienso que nuestra acción debe ser la de dar apoyo al esfuerzo de los mismos haitianos.

¿Qué podemos hacer para ayudar a los haitianos?

En primer lugar alentarlos: que se sienten acompañados, amados, comprendidos, apoyados.

Tenemos que fortalecer su confianza en sí mismos.

Si podemos enviar alguna ayuda económica, desde luego será útil y bienvenida.

Pero no podremos enviar la enorme masa de ayuda necesaria para la reconstrucción.

Si podemos visitarlos, eso también los alentará.

Pero más que todo, tendremos que ingeniarnos para alentarlos y ayudarlos en el esfuerzo que ellos mismos harán.

Hace falta un enorme esfuerzo de alfabetización, y más que todo de alfabetización de adultos.

No se trata simplemente de enseñar a leer, sino de educación popular, de educación constructora, liberadora.

Hace falta alentar y apoyar los movimientos que allí existen, y alentar la unión entre estos movimientos.

Porque son ellos mismos los que deberán reconstruir su país.

Quizás hará falta enviarles a algunos militantes con experiencia; o quizás recibir a algunos militantes haitianos ya experimentados, para que se capaciten en algunos temas especializados, en contacto con movimientos argentinos.

La ayuda que podamos enviar será poca, si la comparamos con las necesidades.

Razón de más para utilizarla en tareas multiplicadoras, como lo puede ser el apoyo a militantes haitianos.

Enviado por: Rogelio, 05-03-10

martes, 2 de marzo de 2010

Remangarse la ropa y empezar a reconstruir el país. Pascual Chávez

El rector mayor de los salesianos, el padre Pascual Chávez, visitó Haití los días 12 al 15 de febrero, a raíz del terremoto que afectó al país caribeño el 12 de enero último. Tras la visita, ha escrito una carta a los salesianos en la que les invita a “remangarse la ropa y empezar a reconstruir el país”.
Desde el primer día del terremoto, el padre Chávez siguió de cerca la situación, pero “consideraba necesario, importante y significativo ir personalmente a Haití para hacer sentir la cercanía, la fraternidad y la solidaridad de la Congregación. “Quería compartir de cerca el sufrimiento y la incertidumbre en que vive toda la población".
“Quedé hundido ante la magnitud de la destrucción –escribe-, el paisaje apocalíptico de muerte, sufrimiento y desesperación”. “Parecía como si la ciudad, en aquellos 28 segundos de duración de la fortísima sacudida, hubiese perdido la cabeza y el corazón. Efectivamente, es exactamente así, porque desde aquel momento hay una falta absoluta de liderazgo, y la vida, inmensamente mortificada, sigue yendo hacia adelante más por un impulso de inercia y de lucha por la supervivencia que por una organización social que la sostenga y estimule”.
Mientras escuchaba los testimonios de los supervivientes, señala, “trataba de oír la voz de Dios que, como la sangre de Abel, grita con las voces de los miles de muertos sepultados en fosas comunes o todavía bajo las ruinas. Trataba de escuchar a Dios que estaba hablando a través del rumor sordo de los millares de personas que intentan vivir en las tiendas, las que habían dado los organismos internacionales o las levantadas con harapos, puestos juntos de cualquier modo. Intentaba abrir los oídos y el corazón al grito de Dios que se hacía oír, en medio de la rabia y la sensación de impotencia, de los que ven cómo todo lo que habían construido --mucho o poco- se había desvanecido en el humo, en la nada. Se calcula entre 300 y 500.000 el número de las personas que han quedado sin techo”.
“En este caso la destrucción y las muertes han sido aún mayores a causa de la miseria en todos los sentidos”. “Por eso el reto hoy no puede ser sólo levantar los muros de los edificios, de las casas y de las iglesias destruidas, sino hacer renacer a Haití edificándolo en condiciones de vida verdaderamente humana, donde los derechos, todos los derechos, sean para todos y no un privilegio de algunos”, subraya.
“Aunque la situación de emergencia puede durar al menos otros dos meses, si es verdad lo que afirman los que gestionan esta fase, ha llegado la hora de remangarse la ropa y empezar a reconstruir el país, mejor aún, de hacerlo resurgir de sus cenizas”, exhorta el rector mayor de los salesianos.
“Para que este sueño se convierta en realidad, no se parte de la nada, sino en primer lugar de los mismo haitianos -afirma-, llamados más que nunca a ser protagonistas de esta nueva fase de su historia. No se encuentran solos. Más aún, anima el hecho de ver a tantísimas organizaciones (un total de 80) seriamente comprometidas en esta desafiante tarea, junto a muchísimas personas de buena voluntad, deseosas de sembrar esperanza y de construir un futuro para el pueblo haitiano”.
“Por eso la apertura de nuestras casas, aunque gravemente dañadas –me refiero a las de los salesianos- para acoger a los desplazados, con el esfuerzo de hacerles sentirse bien, aun en medio de su tragedia, así como la organización cívica de estos campos de refugiados y la opción de vivir en tiendas como ellos, me ha infundido una gran alegría y el orgullo por mis hermanos salesianos”, señala.
El padre Chávez afirma sentir “la necesidad de renovar nuestro compromiso en el renacimiento del país”.
Enviado por: Liliana Marzano, 05-03-10